Por un lado, fluctúan los mercados, la prima de riesgo, la "confianza" de los inversores, los rescates... Por otro, amanecen cada día los países. Con sus gentes, sus tascas, sus rincones y sus rutinas.
Portugal era para mi un vecino desconocido, al que te has cruzado alguna que otra vez pero con el que nunca te has parado a hablar aunque siempre te ha dado la impresión de que es buena gente.
La fuerza del Atlántico, el azul, el olor a las parrillas de pescado y la brisa fresca del atardecer.
Las cuestas eternas, las terrazas con vistas, la música en la calle, el traqueteo del tranvía y la luz.
Estos son sólo algunos retazos de Portugal. Espero encontrar otros pronto...he vuelto con ganas de más.